Una nueva medida obliga a matarles antes de abandonar el lugar donde se les capturó.
Los aficionados a la pesca de cangrejos de la región están más que molestos con la premisa que la Orden anual de pesca dictó el pasado día 1 de junio en la cual se exige, a todo aquel aficionado a la pesca del crustáceo, que mate todos los cangrejos capturados antes de abandonar el lugar donde fueron pescados .
La norma publicada en el BOCYL exige desde ese día que todos los cangrejos capturados en Castilla León, al ser una especie incluida en el listado y catálogo español de especies exóticas invasoras, y para prevenir la introducción y evitar la propagación de las mismas, sean matados antes de abandonar los lugares de pesca y en el mismo sitio donde se les pescó, aunque la realidad es bien distinta y son muy pocos los aficionados que cumplen con una normativa que consideran caprichosa, injustificada, impropia, absurda e incluso insalubre.
Ciertamente, la guardería ha denunciado a no pocos pescadores que transportaban vivos los cangrejos a sus domicilios, pescadores que, enseguida alegan desconocer esta norma pero como el no conocer la Ley no exime a nadie de su cumplimiento, las recetas están llegando a los pescadores, que no aciertan a entender una normativa contradictoria que por un lado, exige matar a la captura a pie de río, mientras que, por ejemplo, cualquier persona puede comprar cangrejos vivos en cualquier pescadería de la comunidad.
Pesca con tirón
Son miles los pescadores de Castilla y León los que se sacaron sus licencias de pesca para pescar al afamado cangrejo de río autóctono (Austropotamobius pallipes L.) que antaño poblaba prácticamente cualquier masa de agua de la comunidad. Desaparecido el cangrejo autóctono, hace ya cuatro décadas, comenzaron a ser miles los cangrejos de la variedad cangrejo americano o de las marismas, (Procambarus clarkii), los que tomaron las aguas regionales, hasta convertirse en prácticamente una plaga. Posteriormente, y para ser combatidos los cangrejos rojos ante la población existente, pocos años después se repobló con el cangrejo de la variedad señal, (Pacifastacus leniusculus) que, a la postre, también colonizó y compartió aguas con el cangrejo americano, al que finalmente no llegó a reducir.
En cualquier caso, cangrejo americano y cangrejo señal son objeto de pesca y continúan llevando a las orillas de los ríos a cientos de aficionados a diario. La Administración regional pretendió con la modificación de la norma que sea el aficionado quien tenga que acabar con todo tipo de cangrejos, y exige desde primeros de junio que sean los pescadores quienes maten a los cangrejos en el río antes de volver de regreso a casa con las chisteras llenas de ejemplares.
La norma pretende que con esta medida nadie pueda repoblar aguas de la región con especies consideradas invasoras, pero que en no pocos sitios fueron introducidas por la propia Administración.
El quinto, no matarás...
«Matar los cangrejos a pie de río antes de regresar a casa es lo mas absurdo que se ha podido aprobar en materia de pesca en los últimos años en Castilla y León, y mira que se han aprobado sandeces», señala un pescador regional que está en contra de esta norma y que se siente avalado por otros muchos pescadores cangrejeros de la comunidad.
«Con estas temperaturas veraniegas en poco más de una hora los cangrejos, una vez muertos, si no tienes dónde conservarlos al momento, se echan a perder, se estropean, se pudren y no hay quien luego los pueda comer. No se pueden transportar cangrejos muertos a sabiendas de que luego te pueden sentar mal a la hora de comerlos. Sabemos de aficionados que han sido denunciados por no matar al cangrejo en la orilla del río pero nos solidarizamos con ellos y pedimos que nadie los mate antes de llegar a casa, ya que es allí donde, posteriormente se pueden limpiar debidamente, cocinar y degustarlos con total garantía higiénicas y sanitarias. El resto es marear la perdiz».